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CIVILIZACIÓN MINOICA

La civilización minoica se desarrolla en la isla de Creta, que está ubicada al sureste de Grecia, al sur del Mar Egeo, un mar que forma parte del Mediterráneo oriental.
Está ubicada en el centro de la comunicación marítima entre Asia, Europa y África.
Aproximadamente equidista de las costas del Peloponeso, de las de Anatolia y del Norte de África. Creta es una isla cuya superficie aparece dominada por tres grandes macizos montañosos.


La cronología de esta cultura se situa entre el 3.000 y el 1.400 a.C. (Edad del Cobre y Edad del Bronce).

La economía, sobre una base agrícola, evolucionó hacia lo mercantil. El comercio es su rasgo más importante y en gran medida se conoció gracias a la arquitectura que ofrecían sus ciudades donde no existían fuertes, ni murallas, ni ningún elemento que determine protección. Ya se conocía que poseían una gran flota, pero con estos descubrimientos arqueológicos se pudo determinar que no era una flota guerrera, sino exclusivamente comercial. 
El comercio fue su fuerte y permitió no sólo desarrollarse como una sociedad económicamente estable, sino que determinó su cultura pues las influencias recibidas de diversos pueblos es notoria, sobre todo en el arte minoico. Asimismo dejaron su huella en diversos sitios pese a que nunca colonizaron nada.  Los cretenses, además de productos agrícolas, exportaban sus manufacturas e importaban materias primas: cobre de Chipre y estaño de la Europa occidental. Al tiempo desarrollaron un papel muy rentable de intermediarios comerciales entre sus pueblos vecinos. 
Si bien la geografía griega no es la más adecuada para fomentar la agricultura, en Creta se pudo desarrollar bastante bien, con ciertas limitaciones es verdad, pero no faltaron en trigo, el olivo y la vid (la famosa tríada del Mediterráneo) como así árboles frutales diversos (perales o manzanos) y diversas legumbres donde se destacan los garbanzos.
La caza en las zonas montañosas era abundante con venados y jabalíes, como así de diversas aves al tiempo que la pesca fue frecuente en la sociedad minoica. Por otro lado, la ganadería estaba bastante desarrollada con cerdos, cabras y vacas, pero no así de aves de corral que, sobre todo en la Edad del Bronce, no eran conocidas. 

El liderazgo espiritual y material estaba en manos de una autoridad palaciega (que parecía recibir el nombre de Minos) que estaba obligada a renovar su mandato cada año, mediante un casamiento-rejuvenecimiento con la Gran Diosa Madre representada en la gran sacerdotisa, celebración que sería sin duda de carácter neolítico y vestigio de una sociedad matriarcal.
Cada familia poseía una parcela de tierra que trabajaba para sí mismos y parece que los esclavos o no existían o lo hacían en una proporción muy pequeña.

PALACIO DE CNOSOS

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El descubrimiento de los palacios cretenses se debe al famoso arqueólogo inglés sir Arthur Evans que saca a la luz el de Cnossos en 1900. La complejidad aparente de sus construcciones le llevó a relacionarlo con el famoso laberinto del Minotauro, y la monumentalidad de sus construcciones con otra figura no menos legendaria, la del mítico rey Minos. Con todas estas relaciones no es de extrañar que Evans denominara minóica a la cultura que acababa de desenterrar.

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