El primero se identifica con la época anterior a la escritura, y el segundo coincide con la época de la historia basada en los registros escritos.
Por lo general, hoy se suele dar por válido que el tránsito entre épocas viene dado por los cambios en la sociedad y no, por un simple cambio de fechas, ya que éstas no tienen repercusiones claras y rápidas para todos los miembros de una cultura al mismo tiempo.
En la actualidad, se recurre a diversos puntos de atención para marcar las características de cada periodo: se atiende a lo económico, a lo cultural y a lo complejo o no de las relaciones sociales de los miembros.
Hoy por hoy se acepta que:
Prehistoria: (5.000.000 - 3000 a.c.):
Es el periodo de tiempo en el que la sociedad carece de medio de transmitir hacia el futuro voluntaria y ordenadamente sus vivencias: carecen de escritura.
Los modos de vida suelen depender de la depredación. No hay producción de alimentos.
Por comodidad, se subdivide en varios tiempos atendiendo al modo de tratar los elementos culturales (útiles):
Paleolítico, Neolítico y Edad de los Metales.
Paleolítico, Neolítico y Edad de los Metales.
Pero no es sólo la piedra lo que marca este gran periodo, sino el proceso de formación de la agricultura: ésta aparece en el Neolítico, pero se ha ido gestando a lo largo de los períodos anteriores, sobre todo, en el Mesolítico.
Los grupos sociales no tienen una organización demasiado compleja, siendo la tribu, la horda o el poblado las unidades de organización social más frecuentes.
Edad Antigua: (3000 a.c. - 476).
Aparece la escritura y la producción de alimentos.
Los grupos humanos, al crecer en número, precisan de unos dirigentes, de una Jerarquía que los gobierne.
Surgen los grandes reinos y también los grandes roces entre estos grupos, que dan pie a los primeros imperialismo (Egipto, Babilonia, Roma...).
El final del periodo nos viene marcado por varias tendencias: el paso del monoteísmo al politeísmo, la crisis del propio sistema de Imperios, desaparición del sistema de esclavitud, la atomización del poder en pequeñas unidades.
Edad Media: (476 - 1492).
Las relaciones sociales se simplifican a causa de la atomización ya mencionada del poder.
La esclavitud da paso a la servidumbre.
El comercio reduce su ámbito de acción. La economía se resiente y la moneda pierde su papel a favor del trueque. Las teocracias vuelven a hacer acto de presencia.
El final de este periodo viene marcado por la ruptura de esos estrechos márgenes geográfico-sociales-económicos y por la desaparición de esos pequeños núcleos de poder (llamados feudalismo).
Aparecen grandes unidades de poder: son las monarquías nacionales.
Edad Moderna: (1492 - 1789).
Viene marcada por la existencia de Estados nacionales creados sobre las cenizas del feudalismo y que, pronto, mantendrán roces entre sí.
Los mercados se abren al comercio.
La ampliación de los límites geográficos facilita el desarrollo mencionado del comercio y la nueva coyuntura política crea nuevos esquemas de relaciones sociales.
Edad Contemporánea: (1789 - hoy).
Cambios en las estructuras agrarias, industriales y sociales.
Surgen los imperialismos de base económica. Nace el movimiento obrero y se produce la expansión colonialista.
Las dos confrontaciones Mundiales y la Guerra Fría a los que sumar los grandes cambios acaecidos en los años posteriores a los 80.
Todas estas anotaciones sobre periodización tienen como marco de referencia la civilización occidental
Los cambios mencionados no aparecen de modo sincrónico, es decir al mismo tiempo, en todas las culturas ni a veces de modo completo. Por ejemplo, mientras Europa se encuentra en el siglo XV entrando en la llamada Edad Moderna, América todavía no ha pasado de una Edad Antigua (grandes Imperios, teocracia, gestación de la escritura..). Hoy quedan aún grupos humanos cuya civilización responde al grado de avance de la Prehistoria: Amazonia, Polinesia, Centroáfrica).
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