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ECONOMÍA DE EGIPTO

La economía estaba controlada por el Estado egipcio. La prosperidad dependía de la fecundidad de la tierra -de su producción agrícola- y de la sólida organización del Estado.
Las actividades económicas estaban organizadas y supervisadas por el Faraón (rey de Egipto) y sus funcionarios. La principal actividad económica era la agricultura de regadío. Se cultivaba especialmente trigo y lino. También se producía cebada, hortalizas, uvas y dátiles.
La tierra se consideraba propiedad del faraón, que retribuía con ellas los servicios de los funcionarios. Las tierras eran trabajadas por los campesinos, que utilizaban una tecnología sencilla. Una vez que se evaporaba el agua de los campos inundados, preparaban la tierra, sembraban y, después de un tiempo, cosechaban los granos y otros productos. Todas estas actividades eran supervisadas por los funcionarios reales.
A través de los impuestos, el Estado se quedaba con parte de la producción, que se depositaba en los almacenes reales, en grandes silos. El Estado redistribuía los granos y los otros productos entre los sectores no productores y los trabajadores de las obras públicas. En época de escasez, también distribuía las cosechas entre toda la población.
Los egipcios practicaban la agricultura de regadío que básicamente  consiste en el suministro de agua a los cultivos a través de diversos  métodos artificiales de riego. La agricultura demandaba la construcción y mantenimiento de obras de control, contención y distribución del agua. Los campesinos estaban obligados a construir las represas y canales de riego, supervisados por los funcionarios reales.
La agricultura se complementaba con la ganadería. Se criaban vacas, asnos, cabras y cerdos. La caza de aves y la pesca complementaba la dieta de los egipcios.
Se destacaron en la alfarería, en la fabricación de algunos productos artesanales, como herramientas de cobre y bronce y la confección de tejidos.
También eran buenos constructores de barcos.
La carencia de algunas materias primas, como la madera y los metales, estimuló la actividad comercial. El comercio era un monopolio del Estado. El faraón enviaba expediciones a distintos territorios del Cercano Oriente, acompañadas de protección militar en barcos que eran de su propiedad. Las maderas, piedras, metales preciosos, eran intercambiados por cereales, tejidos y papiros egipcios. Se recurría al trueque o bien mediante el pago con lingotes de metal.
Se dedicaban también a la minería sobre todo en lo que se refiere a la extracción de oro, plata, cobre y estaño.













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